Reseña
de El final de Melancolía, de Libertad García-Villada.
Una
novela difícil de clasificar que nos habla del amor, del deseo y del sentido, o
sinsentido, de la vida, que arranca a través de las vivencias de un grupo de
estudiantes de universidad, ese tipo de grupo que parece una familia, donde lo
que pasa fuera de él carece de importancia. Vivencias que para algunos de ellos
marcarán para siempre sus vidas.
Aunque la historia muestra un reparto coral de
personajes, iremos conociendo los entresijos de la trama a través de la mirada
de Victor, que es quien nos cuenta la historia, y nos sentiremos siempre
guiados por la presencia de Ángela, personaje sobre el que de una forma u otra
parecen pivotar todas las relaciones, tanto las de la dinámica grupal como de
las parejas que se forman.
La historia continúa años después con el
reencuentro de algunos personajes, mediante el cual, poco a poco, iremos
accediendo a una segunda capa que siempre ha estado presente y que ya
presentíamos que pudiera haber, en los pocos momentos que el magnetismo de la
narración se relaja tan solo lo justo y necesario para saborear lo leído; para
que sospechemos que, solo quizás, hay algo más. Empezamos entonces a encajar
las piezas de un puzle que en realidad no es complejo, tan solo humano, y por
eso mismo nos penetra profundamente, nos sacude, nos conmueve y nos sorprende.
En
la novela encontraremos también mucho erotismo, con algunas escenas de sexo
exquisitamente narradas que sentiremos muy cercanas, porque la autora sabe
disfrazarlas de realidad, sin artificios gratuitos, dándole tan solo el
protagonismo que la atracción sensual y la pulsión sexual tienen de verdad en
nuestra vida. Porque a mi juicio, esta es una de las claves de la novela, lo
bien que está escrita y narrada y lo verosímil que se nos asemeja, donde la
autora consigue que te identifiques con facilidad con muchos de los rasgos o
bastantes de las cosas que les pasan a algunos personajes, o que reconozcas o
recuerdes de alguna manera a personas cercanas de tu entorno en algunos otros.
Y
el título, muy bien escogido, que le da un sentido especial a la historia,
impregnada con una capa de melancolía siempre presente, y que solo entenderás
al leer la novela.
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