Y lo ayudé

 

Y lo ayudé

Relato publicado en Revista Mordedor 5.

 

— Continúe capitana.

— Él insistió que sólo yo entrara en la nave.

—¿Y no sospechó que pasaba algo raro?

—Conocía el carácter del teniente, reservado, tímido ... Quizá no quería enfrentarse a aquel recibimiento, como si fuera un héroe.

— ¡Es que era un héroe! El primer ser humano en realizar un viaje de ida y vuelta en un agujero de gusano y al llegar no quiere que lo reciba nadie, no quiere salir de la nave. ¿No le pareció extraño?

—Quizás sí. Pensé que primero quería hablar conmigo por algún motivo relacionado con la misión, pero no esperaba encontrarme ...

—¿Qué encontró?

—Al entrar en el puente de mando de la nave, el teniente me llamó sin girarse, sentado en el sillón de control. Me acerqué poco a poco hasta que empecé a percibir algo extraño.

»No sé cómo explicarlo. Era ... El sillón y él parecían estar fusionados. Todavía llevaba el traje presurizado. El casco ... se había fundido con su cara y con el respaldo del asiento. Sus piernas se adentraban en el suelo de la nave, que allí parecía alzarse para abrazarlo como si lo quisiera engullir. Las manos no se veían, habían penetrado dentro del panel de control hasta las muñecas. «¡Dios mío teniente! ¿Qué ha pasado?» exclamé. Entonces empezó a hablar con aquella boca extraña, con unos labios medio de cristal y de plástico y esa mirada ... aquellos ojos casi fuera de las órbitas, agrandados de forma imposible por el vidrio del casco. «Lo siento capitana» dijo con una voz pastosa, difícil de entender, «siento que me vea así. Quería detonar la nave, pero estuvimos hablando y decidimos que teníamos que volver». Yo no entendía a quién se refería y me aclaró que la IA de la nave y él de alguna manera compartían pensamientos. Me dijo que intentó activar el detonador, pero no pudo, que concluyeron que esa decisión no les tocaba. Entonces me miró y todo su ... ¿cuerpo? ... hizo un gesto de desesperación y comprendí.

—¿Qué comprendió?

—Por qué quiso que sólo yo entrara en la nave. Mi grado de capitana comportaba claves de conexión y transmisión de alta prioridad de la misión. Así que volví con la lanzadera a la estación espacial y ...

—¿Y ...?

 


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