Regamet
Relato breve publicado en la revista digital miNatura, especial Biopunk:
http://servercronos.net/bloglgc/index.php/minatura/2019/02/02/revista-digital-minatura-166
Estamos en una sala del reservado de citas de
la disco. El joven cabalga alocadamente encima de mí,
llevándome poco a poco a un clímax seguro.
Siempre me sorprende la capacidad de estos chicos, tiene algo de genuino, de
primario, que me excita sobre manera. Durante el merecido reposo de amantes
extenuados hago la tímida pregunta. “¿Quieres que regametice? Es que estoy
extenuada, eres muy vigoroso.” Él me contesta rápido que está bien así. Nos
quedamos en silencio un rato evaluando la posibilidad de sincerarnos. ¿Será él uno? ¿Será ella una?
Tímidamente le
suelto un “creo que quedamos ya muy pocos”, mientras le miro cándidamente a los
ojos. El rompe
a llorar y da gracias a Dios de haber
encontrado a una como él. Yo lloro también, soy muy buena actriz. Quedamos en encontrarnos para
hacer planes en la sala de tertulia, donde no hay música y salimos del
reservado por separado para evitar sospechas.
En cuanto me alejo voy al lavabo y hago
regamet. Contacto con mi jefe: “ya tengo a otro, ya podéis llamar a la patrulla … sí
donde siempre… ¿chica? no, chico y de los buenos. Este me ha dejado extenuado,
jeje. Ser amables, está muy asustado”.
Bien, aún puedo intentar otra caza. Molaría
un chico homo, pero será en otra ocasión, pues juraría que aquella chica del rincón con cara de no haber roto
nunca un plato es también una monogamet. Aún nacen algunos, pero por suerte los
detectamos a casi todos para corregirlos. No entiendo por qué se resisten tanto, si uno no quiere regametizar en toda su
vida es muy libre de hacerlo, no pierden nada, ¡ganan! Llevo miles de regamets y si ahora me dijeran
que el resto de mi vida sería siempre chico o
siempre chica.... ¿cómo pudimos ser así de
primitivos durante tantos miles de años?