La cueva del tiempo
Microrelato publicado en la antologia: Sueños, visiones, terrores, de La Cuaderna del Norte, 2022
—Doctor Silenus, llega tarde. Cierre la puerta por favor
y podremos empezar..., gracias. Como les estaba diciendo la demostración
empieza justo en el momento en que se abra el acceso a la cueva, y es muy
importante que la puerta de entrada a la sala esté cerrada para poder empezar, ya
que esta puerta juega un papel relevante en la demostración.
»Lo primero fíjense en el reloj que hay colgado en la pared de la sala: en estos momentos marca las diez y seis minutos, compruébenlo también en sus relojes o teléfonos móviles. Ahora procedo a abrir esta trampilla, que tenemos aquí en el suelo, que nos permitirá entrar en la cueva, y una vez estamos dentro les cuento...
»Ya pueden pasar, vigilen con los escalones.
»¡Eh! ¡Que no entre nadie, estamos en medio de una demostración! Doctor Silenus, usted que está más cerca, ¿sería tan amable volver a cerrar la puerta?
Gracias. Por suerte sólo la han abierto un
poco. Estoy cansada de decirle al vigilante que no deje entrar a nadie que no
esté en la lista a partir de las diez, pero no hay manera.
»En fin,
Sigamos. Bajemos..., con cuidado..., ya estamos todos dentro. Ahora caminaremos
hasta encontrar un compartimento al final de la cueva que, sorprendentemente,
nos dará paso a la sala en la que estábamos, pero por la puerta de entrada, la
que hace unos momentos ha cerrado el Doctor Silenus. Doctora Blunt, guardese el
gesto de incredulidad para cuando acabemos la demostración, porque todavía no
ha escuchado lo más increíble: cuando entramos, veremos que en nuestros relojes
han pasado unos minutos, pero el reloj de la pared seguirá marcando las diez y
seis, que es justo a la hora en que he abierto la trampilla para bajar.
»La cueva no es
muy grande y el trayecto a recorrer es bastante corto, por lo que caminaremos
sin prisas para que transcurran unos minutos y así se note claramente la
diferencia. De hecho, aunque tardáramos horas en llegar al final de la cueva,
al entrar en la sala el reloj de la pared seguiría marcando las diez y seis
minutos. Sigamos... Ya casi estamos...Y aquí está el compartimento del final. A
ver... mi reloj marca las diez y doce minutos, pueden comprobarlo también en
sus relojes o móviles. Abrimos...
—¡Eh! ¡Que no
entre nadie, estamos en medio de una demostración! Doctor Silenus, usted que
está más cerca, ¿sería tan amable que volver a cerrar la puerta?