El intruso
Microrelato publicado en la bantología Underwriterz.
Me despierto notando el agradable y nebuloso estado
entre la vigilia y el sueño, mientras me invade la familiar vibración que
sacude mi cuerpo en suaves oleadas. Me concentro en el preludio del sueño
lúcido que se aproxima, dejándome llevar hacia la sensación de flotabilidad que
sé que vendrá en la próxima oscilación.
Notas como tu cuerpo se mueve ingrávido por encima de la cama,
como siempre en los inicios, pero esta vez sucede algo diferente de lo
habitual, te sientes cada vez más arriba en lugar de simplemente levantarte y
caminar por el mundo virtual. Sientes una negrura espesa que te rodea, te
invade una gran inquietud al sentir la presencia, al saber que no estás solo.
Tienes la sensación de adentrarte en una especie de sendero que marca el umbral
entre lo que es bueno y lo que presientes maléfico. La oscuridad cambia de la
negrura más absoluta a la sensación de encontrarte entre fluctuantes nubes
grises, donde percibes seres vaporosos que pasan por encima de ti, en tránsito.
Reparan en tu presencia y algunas formas se detienen para agarrarte, para
conducirte ... No te llaman ni te quieren seducir, de alguna forma sabes que te
consideran un intruso y que deberás pagar el atrevimiento de invadir su hogar, un
mundo que sabes que no es el tuyo, o si lo es pero de otra dimensión, que te
retiene. Tomas conciencia que si te dejas llevar nunca podrás volver, que
quizás morirás, o peor, quedarás detenido en un estado agónico, en el limbo del
no vivir y el no morir. El miedo que se convierte en terror te hacen reaccionar
y luchas contra la succión, deseando intensamente volver a tu cuerpo, gritando
en silencio, buceando con los brazos hacia abajo ...
Abro aliviado los ojos y enciendo
la luz de la habitación. Pienso en ir al baño o en mirar la hora, intentando
activar disimuladamente aquel mecanismo del olvido que hace desvanecer los
sueños cuando te centras en otras cosas, pero sé que en los lúcidos no funciona
así. Estoy completamente seguro que recordaré siempre este momento, que lo
reviviré a menudo, como aquellos pocos y privilegiados segundos o minutos de la
infancia que se me han quedado grabados, entre los miles y millones de minutos
y segundos que no he retenido.