Travis

 

Travis

 Relato publicado en la antologia benéfica Huellas, en beneficio de la Protectora Rivera Navarra, 2023

El pequeño bichón maltés está jugando con la pelota, pero se detiene cuando ellas salen al jardín, mueve la cola y hace varios amagos de empezar a correr.

—Ya sé lo que quieres —dice Marina cogiendo la pelota.

Travis empieza a saltar a su alrededor hasta que se la lanza y sale disparado tras ella. La coge entre sus dientes y sigue corriendo a gran velocidad alrededor del jardín, esquivando los intentos de Marina por cogerle la pelota.

—Ya le ha dado el siroco —dice Nuria riendo.

Travis se detiene al oír la voz de Nuria, se le acerca y deja la pelota a sus pies.

—Que pesadito es tu perrito, Marina.

—Anda, tírasela. Si le hicieras más caso no insistiría tanto contigo.

Nuria recoge y lanza la pelota y el perro sale corriendo tras ella, pero se detiene, gruñendo, al llegar a la verja del jardín.

—¿Qué pasa, Travis? —pregunta Marina.

—Hola. —Se oye una voz al otro lado—. Imaginé que estarías aquí fuera, porque he llamado por la puerta principal y no has abierto.

—Hola, Jaume. Pasa —dice Marina abriendo la verja. Travis se le acerca, olfateándolo—. Esta es mi amiga Nuria, también se apunta a la excursión.

—Oh, mucho gusto —dice Jaume mientras intenta zafarse del perro, que se mueve entre sus piernas.

Entran en el piso y Travis se sienta en su camita, mirándolos.

—Espera un momento aquí mientras subimos a buscar las mochilas —dice Marina.

—¿Este es tu portátil? ¿Lo puedo usar? Es que tengo que mandar un correo urgente al jefe, ya sabes cómo es…

—Sí, claro —dice Marina tecleando—. Ya está desbloqueado.

Travis mira primero a Jaume y después a Marina y Nuria, que suben las escaleras. Finalmente se va tras ellas. Cuando entran en el dormitorio se tumba encima de la cama.

—Baja de ahí —dice Nuria haciéndole un gesto.

—Déjalo, solo sube un ratito, bajará enseguida.

—Pues esta noche se ha subido a dormir. Tú no te has dado cuenta, pero yo es que no estoy acostumbrada.

—Tendría celos. —Ríe Marina.

Travis olfatea el aire, salta de la cama, corre escaleras abajo, y se tumba en su camita mirando a Jaume. Este se gira y le guiña un ojo, mientras saca un pendrive del portátil. Travis gruñe por lo bajo.

—No sé por qué no te gusto. Solo soy un compañero de trabajo de tu ama.

El bichón maltés sale de nuevo disparado hacia arriba y se para en el umbral de la habitación, meneando la cola.

—Tienes que decírselo, Marina. Le estás dando falsas expectativas.

—¿Y qué le digo? ¿Que te acabas de mudar a mi casa? ¿Le explico también lo bien que lo pasamos anoche?

—Vale, vale, tú verás…

—Mira, si se hace ilusiones es su problema. Es un pesado, y creo que su interés por mí tiene que ver más con esta casa que conmigo: me debe ver como un buen partido. Pero yo aún no pierdo la esperanza de que me renueven el contrato ahora que he terminado el proyecto, y él tiene muy buena relación con el jefe. Así que, interés por interés.

—A lo mejor no deberías haber terminado ese revolucionario proyecto de energías renovables.

—Es que en realidad no está bien acabado. La parte del final, la buena, quiero decir, la desarrollé solo para mí. Es mi as en la manga; si quieren dar por terminado mi contrato, les explicaré que he pensado una forma increíble de mejorarlo.

—¿Ya estáis listas? —se oye la voz de Jaume desde abajo—. Mejor no salir muy tarde que luego aprieta el calor.

 

 

Travis corretea entre los tres mientras salen del pueblo. De vez en cuando se acerca a un árbol para mear.

—Es curioso. Siempre que lo sacas a pasear hace sus necesidades en los árboles —comenta Nuria.

—Es que es un perro muy listo, aprendió muy rápido, ya de pequeñito —dice Marina.

—Los perros son tontos —la contradice Jaume—. Por eso aprenden rápido. Si fueran listos se rebelarían. ¿Quieres que mee en el árbol? ¡Pues va a ser que no!

Marina se para y mira fijamente a Jaume. Nuria interviene:

—A ver chicos, calma, ¿por dónde subimos a Montserrat?

—Subiremos por el Camí Vell y bajaremos luego por Les Feixades —dice Marina.

 

Se detienen al cabo de unas dos horas caminando por la fuerte subida, beben agua de las cantimploras y Marina llena un pequeño cuenco plegable que deja en el suelo. Travis bebe ávidamente.

—¿Cómo es que te viniste a vivir aquí, a Collbató? —pregunta Jaume y Marina le da un ligero codazo a Nuria.

—Mi padre entró de enólogo en unas cavas de Sant Sadurní cuando yo era pequeña y nos vinimos a vivir aquí, a solo veinte minutos en coche del trabajo.

—¿Y tu madre? —pregunta Nuria.

—Mi madre es maestra y consiguió plaza en un colegio público de Esparraguera. Pero cuando murió papá volvió a Barcelona, donde tenía su plaza definitiva, para estar cerca de mis tías, sus hermanas. Yo preferí continuar viviendo aquí, amo este lugar.

—Y te compraste un perrito para no estar sola —dice Nuria.

—En realidad el cachorrito apareció un día en mi jardín. Supongo que alguien lo abandonaría.

—Pobrecillo —dice Nuria agachándose para acariciarlo.

—Mi madre cree que es mi ángel de la guarda. Que por eso apareció cuando me quedé sola viviendo aquí.

—¡Hombre! Si fuera un pastor alemán aún, pero míralo, es más bien un perro inofensivo —dice Jaume. Travis se acerca a un matorral, mea, y después empieza a rascar el suelo hacia atrás con las patas—. ¡Eh, que me estás llenando las botas de tierra! —exclama.

—¿Por qué hace eso? —pregunta Nuria.

—Es para extender su olor. Mean donde ya lo han hecho otros perros, para marcar su territorio.

Suena un clinc y Travis adopta posición de alerta.

—Es un mensaje del jefe —dice Jaume mirando el móvil—, pero no se me ha descargado bien.

—Aquí hay poca cobertura, más adelante mejora —dice Marina.

—Pues si no os importa me adelanto un poco. ¿Es seguro el camino?

—Tranquilo —contesta Marina—, hay algún tramo complicado, pero tú sigue a Travis que se lo conoce de memoria.

—No creo que venga conmigo, no le caigo bien.

—Ja, ja, ja. No te preocupes que lo vas a tener a tu lado enseguida. Cuando salimos a caminar en grupo y nos distanciamos unos de otros, no para de ir de adelante a atrás, para asegurarse de que estamos todos bien. Es un perro muy leal.

Jaume asiente acelerando el paso y Travis lo sigue de cerca. De vez en cuando se para y al ver a lo lejos a Nuria y Marina continua detrás de Jaume. Al cabo de una media hora lo pierde de vista tras unas rocas y sale disparado hasta alcanzarle.

—Hola, perro, veo que no hay manera de librarse de ti.

Travis se sienta y gruñe por lo bajo. Jaume saca el móvil.

—Ya puedo hablar… Espere, ha habido un golpe de suerte, ¡lo tengo!… Sí, lo he copiado todo en un pendrive —dice sacando instintivamente el dispositivo del bolsillo— … ¿Ahora?… Es que no estamos solos, ha venido también una amiga suya… Vale, pero no se lo piense demasiado, aunque me he adelantado algo en el camino, no tardaran en alcanzarme… ¿Un mensaje? Okey, pero que no sea muy explícito, ya sabe, las cosas por escrito...

Travis se adentra en un estrecho sendero siguiendo el rastro de unas huellas. Al cabo de un rato se detiene y mira a Jaume.

—Eh, chucho, ¿seguro que este es el camino? Menuda caída libre hay desde aquí. Vaya, y gracias. ¡El sitio es perfecto!

El perro agudiza los oídos y ladra.

—¡Jaume! ¡Travis! ¿Dónde estáis? —se oye a lo lejos la voz de Marina.

Al oírla, el bichón maltés sale disparado pasando entre las piernas de Jaume, haciéndole perder el equilibrio.

—¡Mierda! —exclama este, soltando el pendrive y el móvil para sujetarse, colgado en el borde del precipicio—. ¡Maldito perro! —Travis se para y se le acerca ladrando y gruñendo—. Ve a buscarlas, ¡corre!

Travis se gira y las ve aparecer a lo lejos. Ellas corren al verlos. El bichón maltés olisquea un matorral que tiene al lado, mea, y después empieza a rascar el suelo.

—¡Para! Me estás lanzando tierra en toda la cara —dice Jaume, soltándose de una mano para protegerse, pero al hacerlo pierde apoyo y cae gritando al vacío.

—¡Dios mío! —exclama Marina al llegar y asomarse por el borde—. Nadie puede sobrevivir a una caída así —dice llorando, dejándose caer al suelo—. ¡Oh, Dios! ¿Por qué te has metido por aquí, Travis?

Nuria llega también jadeando y se sienta a su lado, abrazándola.

El perro coge algo entre sus dientes y lo deja a los pies de Marina.

—Ahora no, Travis… Pero…, si esto es un pendrive… ¡Y es mío! —dice Marina cogiéndolo—. ¿Cómo ha llegado aquí?

—¡El portátil! —exclama Nuria. En ese momento se oye un clinc. Nuria recoge el móvil de Jaume del suelo—. Le ha llegado un mensaje —dice pasándoselo a Marina.

—Es de nuestro jefe. El móvil está todavía desbloqueado… No entiendo nada.

—¿A ver? —dice Nuria, cogiéndole el móvil—. Es un GIF del final de la película Thelma y Louise.

—¿Y eso qué significa? —dice Marina.

—Creo que significa que tu perrito nos ha salvado la vida…, ¡a las dos! —dice Nuria, mientras Travis le lame las lágrimas a Marina.

 



El e-diario de Sandra

 

El e-diario de Sandra


De: diariodesandra@gmail.com

Para: diariodesandra@gmail.com

9 de diciembre de 2019, 03:25

Asunto: ¡Víctor y victoria!

Hace ya un rato que Víctor se ha marchado. Hemos ido a cenar para celebrar el éxito del juicio y, después, al tomar una última copa en mi casa, ha pasado lo que tenía que pasar. Se ha entretenido en los preliminares hasta que ya no he podido más y lo he conducido dentro de mí. Hacía tiempo que no sentía que un placer tan extenuante se apoderaba de todo mi cuerpo, sacudiéndome en oleadas y acariciándome los sentidos hasta alcanzar el cielo. 

Tras el intenso y desbocado momento de pasión, nos hemos estirado en la cama y, ya más relajados, hemos charlado un rato. Es muy curioso lo que me ha contado. El tema ha surgido cuando le he comentado la suerte que hemos tenido de que el juicio saliera bien, porque si no, no hubiéramos podido disfrutar de este momento tan especial. Me ha dicho que de suerte nada, que yo soy muy buena abogada, y ha añadido que él ya sabía que ganaríamos, porque conocía mi potencial para hacer que las cosas pasaran.

Le he dicho que no tenía por qué disimular conmigo, que ya sé que es un estafador, pero él ha insistido. Me ha pedido que mirase en mis recuerdos, que estaba seguro de que aquello que había deseado sinceramente, finalmente había pasado. Me he quedado pensativa unos momentos y quizás tiene parte de razón: con quince años decidí que llegaría a ser abogada, pese a provenir de una familia humilde de muy pocos recursos; con veinticinco quería entrar como fuera en este prestigioso bufete, y hace poco deseé intensamente que me asignaran el caso del atractivo adivino de la televisión.

Por el contrario, siempre he deseado tener una larga relación y poder formar una familia, pero nunca ha funcionado. Dice que seguramente es porque hay algo que me hace creer que ese es un deseo difícil de cumplir, pero que él sabe con certeza que puedo conseguir todo lo que realmente anhele de verdad. No me lo he tragado, pues con la hipoteca que tengo y viviendo sola, deseo con toda mi alma que me toque la primitiva y no hay manera.

Pero tiene respuestas para todo, pues según él los deseos deben poder cumplirse, no se trata de magia, sino de confabularse con las leyes de la naturaleza para que las cosas se precipiten en la dirección adecuada. Hacer que las bolitas de la lotería se ordenen de una forma predeterminada, cuando dan vueltas en el bombo, es algo físicamente imposible, dice. O sea, que en el fondo me ha confesado que es un falso clarividente y que no puede adivinar el futuro. Y con toda tranquilidad lo ha reconocido, añadiendo que lo que hace es deducir qué cosas verosímiles desean las personas que le consultan, y les refuerza el convencimiento de que esas cosas sucederán.

Le he preguntado cómo se hace esto de los deseos, si es necesario seguir un guion para pedirlos. A su juicio, los rituales pueden ayudar. Dice que en la historia y en las costumbres hay muchos ejemplos: desde sacrificios a los dioses hasta poner velas en las iglesias. No hay una sola manera, hay quien tira monedas a un pozo o mira la luna llena. Cada uno debe elegir su fórmula para hacerlo, pero dice que los deseos tendrán mucha más fuerza si los pides en fin de año justo después de las campanadas.

Por suerte a mí no me ha hecho falta esperar tanto, en el fondo deseaba ganar y así poder derribar las barreras que he tenido que levantar frente a sus constantes insinuaciones mientras duraba el juicio. Pero no me puedo fiar, por mucho que él diga que mantener una relación estable depende solo de mi anhelo.


De: diariodesandra@gmail.com

Para: diariodesandra@gmail.com

1 de enero de 2020, 00:05

Asunto: Lo que me gustaría para el 2020

Sí, Sandra, te dijiste a ti misma que no creías en estas cosas, pero nunca se sabe. Ya he decidido cuál será mi ritual: enviarme por aquí mis deseos para este año nuevo. Me he escapado un momento del estruendo fulgor de la fiesta, y aquí estoy, en el baño, con el móvil en la mano. Tengo que darme prisa antes de que Víctor repare en mi ausencia.

Vamos allá: quisiera llegar tranquilamente a fin de mes, pero tampoco pido que me toque la lotería, que ya sé que eso es difícil. A ver si me explico; no es solo la hipoteca que he de pagar, es el coger cada día el coche para ir a trabajar con el precio de la gasolina por las nubes, es comer siempre fuera de casa, el salir con las amigas a cenar o de fin de semana, el ir al cine... En fin, vivir cuesta dinero. Y ya que estamos, también quisiera no tener que ir a trabajar teniendo siempre a José María en la mesa de al lado, y tener que aguantar su hipocresía como si no pasara nada, cuando seguro que está pensando cómo clavarme una puñalada por la espalda. El pobre no superó que en su momento lo rechazara, poco después de entrar en el bufete, y ahora me la tiene jurada.

Y hablando de relaciones, por ahora prefiero no pedir nada. Sigo aturdida por el deseo que se apodera de todo mi ser con solo notar la presencia de Víctor, que no me deja pensar con claridad. Pero ¿qué pasará cuando la pasión pierda su fuerza, dejando entrar la estable monotonía del placer conocido, de las caricias esperadas, que no por anheladas dejaran de ser repetidas? Una relación estable y un amor duradero no puede surgir tan solo de un deseo escrito a medianoche. Si ha de llegar ya llegará. La verdad es que también estoy muy a gusto como estoy, viviendo sola sin nadie con quien compartir mi espacio ni justificar mis manías. ¡Ojalá pudiera quedarme en casa todos los días! Aunque tampoco pido que me toque la lotería, que ya se que és difícil.  No sé cómo hacerlo, no se me ocurre nada verosímil que lo pudiera justificar, que no sea una larga enfermedad, y no, esto NO lo deseo; al contrario, quiero estar en forma y tener muy buena salud.

Céntrate, Sandra, que estás divagando. Bien, a lo que estamos. Tampoco quisiera parecer egoísta y pensar solo en mi bienestar. También me preocupa el mundo en el que vivimos. Soy consciente de que los recursos del planeta no son ilimitados y creo que es necesario que se relaje un poco esta loca sociedad de consumo que nos tiene abducidos, así que estaría bien que el ser humano dejara de contaminar tanto el medio ambiente. ¡Que paren las emisiones de coches y aviones y que vuelva el aire puro! ¡Dejemos de consumir y comprar todas esas cosas que no son necesarias! La gente debería salir menos de juerga y pasar más tiempo con la familia. Creo que se entiende lo que quiero decir.

 Ya oigo como dice mi nombre, buscándome, y noto como las mariposas empiezan a revolotear en mi estómago. Sé lo que va a hacer: entrará en el baño y me empujará contra la pared para penetrarme de pie, y yo lo estoy deseando. A él le gusta este tipo de riesgo y sabe que ahora yo también lo disfruto. ¿Cómo he cambiado tanto? Nunca antes lo había hecho en otro lugar que no fuera la cama. ¿Por qué tiene este poder sobre mí?

Vuelvo a divagar y ya no hay tiempo, está entrando. Bueno, sea quien sea quien otorga los deseos debe comprender que no tengo mucha experiencia en cómo se deben formular, así que lo que pueda ser, bienvenido será.

 

De: diariodesandra@gmail.com

Para: diariodesandra@gmail.com

1 de marzo de 2020, 19:20

Asunto: Re: ¡Víctor y victoria!

He entrado a releer el primer mail sobre Víctor y ¡hay que ver cómo cambiaron las cosas! Todo se fue torciendo poco a poco después de año nuevo. Además, había algo extraño en él. Algunas cosas que decía, así de pasada como sin darle importancia, dejaban entrever que no fue tan casual que me asignaran su caso. Empecé a sospechar que había movido algunos hilos para que fuese así y también empecé a tenerle algo de miedo, aunque nunca se mostró agresivo conmigo, eso hay que reconocerlo.

Pero no podía dejarme llevar hacia una relación estable con alguien que en realidad seguía siendo una persona desconocida para mí, a pesar de haber convivido tan estrechamente unos meses, alternando su piso con el mío. Cómo no, él volvió a sacar el tema de mis temores con las relaciones estables, insistiendo en que era justamente eso lo que impedía que mis deseos de formar una familia se cumplieran. Pero esta vez no me dejé engañar por sus siempre persuasivos razonamientos; sus devaneos con otras eran demasiado evidentes, aunque insistiera en negarlos. Sin embargo, a pesar de haber finalizado nuestra relación y anulado cualquier contacto, no logro desprenderme del todo de su influencia, y su paso por mi vida parece haber alterado el orden de las cosas.

Encima, ahora tengo a José María en el trabajo maquinando todo el tiempo en mi contra. Se ha lanzado a una cruzada para desacreditarme, haciendo correr el rumor de que mi relación con Víctor comenzó durante el juicio y no después. ¡Será canalla! Ya me lo advirtió Víctor: al cumplirse un deseo se altera el curso natural de los acontecimientos y es posible que algunas personas salgan perjudicadas. Es lo que él llama efectos colaterales. Pero qué estoy diciendo, otra vez Víctor. Sin darme cuenta vuelvo siempre a él. Tengo que deshacerme de esta nociva influencia y pasar página. ¡Basta ya! ¡A la mierda Víctor, José María y todos los hombres! Solo quieren poseerte y, si no pueden, intentan hundirte. 

 

De: diariodesandra@gmail.com

Para: diariodesandra@gmail.com

1 de mayo de 2020, 14:05

Asunto: Re: Lo que me gustaría para el 2020

Esta mañana me he levantado pronto para salir a correr. Por fin podemos salir a hacer algo de ejercicio, aunque solo muy temprano por la mañana. Más tarde, tras la enésima videoconferencia de trabajo, he podido por fin hablar con mi hermana. Hasta ahora Yolanda no tenía mucha cobertura en el pueblo, pero dadas las circunstancias, el Ayuntamiento ha habilitado un wifi abierto para todo el municipio, mientras dura esta inusitada situación.

Aún estoy temblando. Hemos estado comentando el vídeo del exgeneral ruso que me ha enviado por WhatsApp. El tipo ve detrás de todo esto fuerzas escondidas para controlar la densidad de la población y limitar las libertades de la gente. Mi hermanita siempre ha sido demasiado crédula con estas cosas, y le he hecho ver que lo que de verdad da miedo es que altos mandos militares, influidos por sus propias paranoias conspiratorias, puedan tomar algunas irreversibles decisiones. Le he puesto ejemplos de cómo, si uno quiere, podría deducir una conspiración de lo que está pasando ahora detrás de cualquier cosa y, de repente, me he quedado helada al recordar el mail de la fiesta de fin de año. Me he medio mareado y le he puesto una excusa rápida para colgar.

He releído los ya casi olvidados deseos. ¡No puede ser! ¿Quién era Víctor en realidad? Desde que comenzó todo esto desapareció de la televisión. Acabo de llamarle al móvil y una voz me dice que es un número inexistente. ¡Dios mío, los efectos colaterales! ¿Habré vendido mi alma al diablo? ¿Y los muertos? ¿Y los cientos de miles de muertos en todo el mundo?

 

L'e-diari de la Sandra


L’e-diari de la Sandra

 

De: diaridelasandra@gmail.com

Per a: diaridelasandra@gmail.com

9 de desembre de 2019, 03.25

Assumpte: Víctor i victòria!


Ja fa una estona que el Víctor ha marxat. Hem anat a sopar per celebrar l’èxit del judici i després ha pujat a casa meva a prendre una última copa i ha passat el que havia de passar. S’ha entretingut en els preliminars fins que ja no he pogut més i l’he conduït dins meu. Feia temps que no sentia un plaer tan extenuant apoderant-se de tot el meu cos, sacsejant-me a onades i acariciant-me els sentits fins a aconseguir tocar el cel.

Després de l’intens i desbocat moment de passió, ens hem estirat al llit i, ja més relaxats, hem xerrat una estona. És molt curiós el que m’ha explicat. El tema ha sorgit quan li he comentat la sort que hem tingut que el judici sortís bé, perquè si no, no haguéssim pogut gaudir d’aquest moment tan especial. M’ha dit que de sort res, que jo soc molt bona advocada, i ha afegit que ell ja sabia que guanyaríem, perquè coneixia el meu potencial per fer que les coses passessin.

Li he dit que no calia que dissimulés amb mi, que ja sé que és un estafador, però ell ha insistit; estava segur que tot el que jo havia desitjat sincerament, al final havia succeït. M’he quedat pensativa uns moments i potser té part de raó: amb quinze anys vaig decidir que arribaria a ser advocada, malgrat provenir d’una família molt humil de pocs recursos; amb vint-i-cinc volia entrar com fos en aquest prestigiós bufet, i fa poc vaig desitjar intensament que m’assignessin el cas de l’atractiu endeví de la televisió.

Per contra, sempre he desitjat tenir una relació llarga i formar una família, però mai ha funcionat. Diu que segurament és perquè hi ha alguna cosa que em fa creure que aquest és un desig difícil de complir, però que ell sap amb certesa que puc aconseguir tot el que realment anheli de veritat. No m’ho he empassat, perquè amb la hipoteca que tinc i vivint sola, desitjo amb tota la meva ànima que em toqui la loteria, i no hi ha manera.

Però té respostes per a tot, perquè segons ell els desitjos s’han de poder complir, no es tracta de màgia, sinó de confabular-se amb les lleis de la natura perquè les coses es precipitin a la direcció adequada. Fer que les boletes de la loteria s’ordenin d’una forma predeterminada, quan donen voltes a un bombo, és una cosa físicament impossible, diu. És a dir, que en el fons m’ha confessat que és un fals clarivident i que no pot endevinar el futur. I amb tota tranquil·litat ho ha reconegut, afegint que el que fa és deduir quines coses versemblants desitgen les persones que el consulten, i els reforça el convenciment que aquestes coses succeiran.

Li he preguntat com es fa això dels desitjos, si és necessari seguir un guió per demanar-los. Al seu parer, els rituals poden ajudar. Diu que a la història i als costums hi ha molts exemples: des de sacrificis als déus fins a posar espelmes a les esglésies. No hi ha una sola manera, hi ha qui llença monedes a un pou o mira la lluna plena. Cadascú ha de triar la seva fórmula per fer-ho, però diu que els desitjos tenen molta més força si els demanes la nit de Cap d’Any, just després de les campanades.

Per sort a mi no m’ha fet falta esperar tant, en el fons desitjava guanyar i així poder enderrocar les barreres que he hagut d’aixecar davant les seves constants insinuacions mentre durava el judici. Però no em puc refiar, per molt que ell digui que mantenir una relació estable depèn només del meu anhel.

 

De: diaridelasandra@gmail.com

Per a: diaridelasandra@gmail.com

1 de gener de 2020, 00.05

Assumpte: El que m’agradaria per al 2020

 

Sí, Sandra, et vas dir a tu mateixa que no creies en aquestes coses, però mai se sap. Ja he decidit quin serà el meu ritual: enviar-me per aquí els meus desitjos per aquest nou any. M’he escapat un moment de l’estridència de la festa de Cap d’Any, i aquí estic, al bany, amb el mòbil a la mà. Haig d’afanyar-me abans que el Víctor s’adoni de la meva absència.

Som-hi: voldria arribar tranquil·lament a fi de mes, però tampoc demano que em toqui la loteria, que ja sé que això és difícil. A veure si m’explico; no és només la hipoteca que haig de pagar, és agafar cada dia el cotxe per anar a treballar amb el preu de la gasolina pels núvols, és menjar sempre fora de casa, sortir amb les amigues a sopar o de cap de setmana, anar al cinema... En fi, viure costa diners. I ja que hi som, també voldria no haver d’anar a treballar tenint sempre el Josep Maria a la taula del costat, i haver d’aguantar la seva hipocresia com si no passés res, quan segur que me n’està preparant alguna de grossa. El pobre no va superar que en el seu moment el rebutgés, poc després d’entrar al bufet, i ara me la té jurada.

I parlant de relacions, ara com ara prefereixo no demanar res. Segueixo atordida pel desig que s’apodera de tot el meu ser només notar la presència del Víctor, que no em deixa pensar amb claredat. Però què passarà quan la passió perdi la seva força, deixant entrar l’estable monotonia del plaer conegut, de les carícies esperades, que no per anhelades deixaran de ser repetides? Una relació estable i un amor que perduri en el temps no pot sorgir tan sols d’un desig escrit a mitjanit. Si ha d’arribar, ja arribarà. La veritat és que també estic molt a gust com estic, vivint sola sense ningú amb qui compartir el meu espai ni justificar les meves manies. Tant de bo pogués quedar-me a casa cada dia! Però com podria fer-ho? No se m’ocorre res versemblant que ho pugui justificar, que no sigui una llarga malaltia, i no, això NO ho desitjo; al contrari, vull estar en forma i tenir molt bona salut.

Centra’t, Sandra, que estàs divagant. Bé, seguim. Tampoc voldria semblar egoista i pensar només en el meu benestar. També em preocupa el món en què vivim. Soc conscient que els recursos del planeta no són il·limitats i crec que és necessari que es relaxi una mica aquesta boja societat de consum que ens té abduïts, així que estaria bé que l’ésser humà deixés de contaminar tant el medi ambient. Que parin les emissions de cotxes i avions i que torni l’aire pur! Deixem de consumir i comprar totes aquestes coses que no són necessàries! La gent hauria de sortir menys de gresca i passar més temps amb la família. Crec que s’entén el que vull dir.

 Ostres! Ja el sento dient el meu nom, buscant-me, i noto com les papallones comencen a fer pessigolles al meu estómac. Sé el que farà: entrarà al bany i m’encastarà contra la paret per penetrar-me dempeus, i jo ho estic desitjant. A ell li agrada aquest tipus de risc i sap que ara jo també ho desitjo. Com he canviat tant? Mai abans ho havia fet en un altre lloc que no fos el llit. Per què té aquest poder sobre mi?

Torno a divagar i ja no hi ha temps, està picant a la porta. Bé, sigui qui sigui qui atorga els desitjos ha de comprendre que no tinc molta experiència en com s’han de formular, així que el que pugui ser, benvingut serà.

 

De: diaridelasandra@gmail.com

Per a: diaridelasandra@gmail.com

1 de maig de 2020, 19.20

Assumpte: Re: Víctor i victòria!

 

He entrat a rellegir el primer email sobre el Víctor i déu-n’hi-do com van canviar les coses! Tot va començar a trontollar poc després d’any nou. A més, hi havia alguna cosa estranya en ell. Algunes coses que deia, així de passada com sense donar-li importància, deixaven entreveure que no va ser tan casual que m’assignessin el seu cas. Vaig començar a sospitar que havia mogut alguns fils perquè fos així, i també vaig començar a tenir-li una mica de por, encara que mai es va mostrar agressiu amb mi, això cal reconèixer-ho.

Però jo no podia deixar-me portar cap a una relació estable amb algú que en realitat continuava sent una persona desconeguda per a mi, malgrat conviure tan estretament uns mesos, alternant el seu pis amb el meu. Per descomptat, ell va tornar a treure el tema dels meus temors amb les relacions estables, insistint que era justament això el que impedia que els meus desitjos de formar una família es complissin. Però aquesta vegada no em vaig deixar enganyar pels seus sempre persuasius raonaments; que jugava a seduir altres dones era quelcom massa evident, encara que insistís a negar-ho. Però malgrat haver finalitzat la nostra relació i anul·lat qualsevol contacte, no aconsegueixo desprendre’m del tot de la seva influència, i el seu pas per la meva vida sembla haver alterat l’ordre de les coses.

A sobre, ara tinc al Josep Maria a la feina maquinant tota l’estona en contra meu. S’ha llançat a una croada per desacreditar-me, fent córrer el rumor que la meva relació amb el Víctor va començar durant el judici i no després. Serà canalla! Ja m’ho va advertir el Víctor: en complir-se un desig s’altera el curs natural dels esdeveniments, i és possible que algunes persones en surtin perjudicades. És el que ell en diu efectes col·laterals. Però què estic dient, una altra vegada el Víctor. Sense adonar-me’n torno sempre a ell. Haig de desfer-me d’aquesta nociva influència i girar full. Ja n’hi ha prou! A la merda el Víctor, el Josep Maria i tots els homes! Només volen posseir-te com si fossis seva i, si no poden, intenten enfonsar-te.

 

De: diaridelasandra@gmail.com

Per a: diaridelasandra@gmail.com

1 de maig de 2020, 14.05

Assumpte: Re: El que m’agradaria per al 2020

 

Aquest matí m’he aixecat aviat per anar a córrer una mica. Per fi podem sortir a fer exercici, encara que només molt d’hora al matí. Més tard, després de l’enèsima videoconferència de feina, he pogut per fi parlar amb la meva germana. Fins ara la Iolanda no tenia cobertura al poble, però ateses les circumstàncies l’Ajuntament ha habilitat un wifi obert per a tot el municipi, mentre dura aquesta inusual situació.

Encara estic tremolant. Hem estat comentant el vídeo de l’exgeneral rus que m’ha enviat per WhatsApp. El tipus veu darrere de tot això forces amagades per controlar la densitat de la població i limitar les llibertats de la gent. La meva germaneta sempre ha estat massa crèdula amb aquestes coses, i li he fet veure que el que de veritat fa por és que alts comandaments militars, influïts per les seves pròpies paranoies conspiratòries, puguin prendre decisions irreversibles. Li he posat exemples de com, si un vol, podria deduir una conspiració del que està passant ara darrere de qualsevol cosa i, de sobte, m’he quedat gelada en recordar l’email de la festa de Cap d’Any. M’he mig marejat i li he posat una excusa ràpida per penjar.

He rellegit els ja gairebé oblidats desitjos. No pot ser! Qui era el Víctor en realitat? Des que va començar tot això va desaparèixer de la televisió. L’acabo de trucar al mòbil i una veu em diu que és un número inexistent. Déu meu, els efectes col·laterals! Hauré venut la meva ànima al diable? I els morts? I els centenars de milers de morts a tot el món?