Reseña de
El juego de los Vor, y la saga Miles
Vorkosigan, de Lois McMaster BujoldEl juego de los Vor es la
primera novela que leí de esta saga. Cuando la terminé, me puse a buscar y
descubrí, entusiasmado, que la saga consta de catorce
novelas y cinco relatos. Sin embargo, es una novela controvertida porque a
pesar de ganar el premio Hugo y estar nominada al premio Locus (ambos
prestigiosos premios populares a las consideradas mejores obras de ciencia
ficción, fantasía y terror, a nivel mundial) fue catalogada por la crítica
especializada, de ciencia ficción de baja calidad, enmarcada en el subgénero de ópera espacial. La verdad es que a simple vista pudiera
parecerlo, una novela más de aventuras donde el escenario de ciencia ficción fuera
solo de atrezo. Entonces, ¿por qué me gustó tanto? Por varias razones
que voy a enumerar a continuación:
·
El protagonista: esta novela y todas las de la
saga son sobre todo novelas de personajes, aunque como dice la autora en una entrevista,
«un personaje por sí mismo no evoluciona, necesitamos un personaje y un
problema», y en resolver problemas destaca especialmente Miles Vorkosigan: un
joven de talla baja con algunas dificultades motrices. Sus limitaciones físicas
lo situarían más en el papel de víctima que de héroe, pero precisamente aquí es
donde surge el gran atractivo de Miles, que ha de superar, siempre con mucho
más ingenio e inteligencia que fuerza, todas las dificultades a las que se
enfrenta y lios en los que se mete, con un estilo algo holmesiano y un gran
sentido del humor. Un momento... ¿no os suena este perfil? Claro: Tyrion
Lannister, de la saga Canción de hielo y fuego de George RR Martin (la
serie Juego de tronos). Pero no, no se trata de una copia, Miles
apareció ya en El aprendiz de guerrero, diez años antes que surgiera Tyrion. Así
que quizás fue Martin quien se inspiró en Miles para elaborar este personaje, o
simplemente es casualidad, porque, aunque se parecen también son diferentes.
Hay muchos otros personajes
en la saga, quizás no tan redondos y complejos como Miles, pero sí muy elaborados.
Yo tengo unos cuantos favoritos, entre los que destacaría a Cordelia Naismith,
madre de Miles, y a la sargento Taura, personaje femenino alterado
genéticamente.
·
Lo que cuenta: pienso que es mejor que el lector
se acerque al texto con la mínima información previa, por lo que solo
destacaré, sin entrar en mucho detalle, que la novela tiene dos partes
claramente diferenciadas. En la primera Miles se ve superado por las circunstancias,
que nos muestran la indefensión y vulnerabilidad que puede
llegar a experimentar quien se siente atrapado en un cuerpo que no funciona como
debería. Después la trama da un giro algo inesperado y nos encontramos a Miles
inmerso en una misión de tintes imposibles donde desplegará todo su ingenio
para salir airoso. Aquí la autora nos ofrece muy buenos momentos de aventura,
misterio e intriga, de esos que atrapan totalmente, donde el protagonista
destaca por su capacidad de análisis y resolución ante situaciones tácticas y
estratégicas muy enrevesadas, aderezadas siempre con un incisivo sentido del humor. Pero hay más, no solo se trata de una trama muy bien hilvanada, hay siempre
una segunda capa que nos habla sobre todo de las relaciones humanas, en
especial nos muestra la importancia del valor de la amistad como punto de unión
y a veces de conflicto entre la lealtad y el sentido del deber.
·
La saga: no es posible hacer una reseña de este
libro sin hacer referencia a la saga. Nos vamos a encontrar con un buen número
de novelas (y relatos), todas ellas autoconclusivas, pero que tienen un orden
cronológico. El arco temporal es importante aquí, porque empieza con dos novelas
donde aún no ha nacido Miles, después lo veremos crecer y evolucionar como
personaje, desde los diecisiete años en El aprendiz de guerrero, hasta
los treinta y nueve en Criópolis. En El juego de los Vor tiene
veinte y la mayor parte de novelas se sitúan ente sus veinte y treinta años. El
universo donde transcurren las aventuras de la saga es el Nexo:
mundos colonizados por humanos, que se conectan entre sí por una red estable de
agujeros de gusano. Siempre me han fascinado estos universos, como el imperio
galáctico de la saga Fundación de Isaac Asimov, la Hegemonía en los Cantos
de Hyperion de Dan Simmons, o El Ekumen en algunas novelas de Úrsula K. Le
Guin.
·
Análisis humano, político y social: Como es
usual en este tipo de universos, cada mundo tiene sus reglas sociales, que con
frecuencia entran en conflicto con las de otros mundos. Lois McMaster utiliza
el contexto espacial para mostrar evoluciones sociales que dan que pensar y que
también, en algunos casos, son fácilmente comparables con nuestra realidad
actual. Además, en las novelas de la saga vamos encontrando numerosas
situaciones, frases y pensamientos de sus protagonistas, de esas que uno
subraya o resalta, según lea en formato físico o digital; reflexiones que la
autora va dejando caer cual migas de pan y que ayudan a entender el mensaje que
quiere transmitir. A través de la acción narrativa y el comportamiento de los
personajes, Lois nos habla tanto de valores como de antivalores, de virtudes como
de defectos, y de conflictos y principios éticos y morales. Esta es quizás la
aportación más destacada que explica el éxito de la saga, mal catalogada a mi
juicio como simple entretenimiento de ópera espacial.
Por último, debo confesar que no soy imparcial:
después de media vida trabajando en el ámbito de la educación especial y la
educación inclusiva, dar con una muy buena novela de ciencia ficción (y por
extensión con toda una saga), donde el principal protagonista es un personaje
con discapacidad, es suficiente para que me embarque en una especie de cruzada
personal en su defensa aprovechando cualquier oportunidad,
como por ejemplo esta reseña.